Independientemente de su nivel socio económico, todos los miembros de la sociedad estamos expuestos a las amenazas del riesgo y constantemente sentimos en algún grado el temor de que nuestra seguridad y nuestros bienes sean afectados por un evento inesperado.
Cuando contamos con la protección de un seguro, disipamos en gran medida los efectos de tales temores pues ante cualquier acontecimiento que se encuentre cubierto, en general contaremos con una cantidad de recursos mediante los cuales estaremos en capacidad de recuperarnos sin necesidad de recurrir a ayudas adicionales, lo cual brinda esencialmente la sensación de ser autónomos , de tener poder de recuperación, y fundamentalmente de ser independientes.
Desafortunadamente una gran proporción de los miembros de nuestra sociedad no tiene acceso a los beneficios del seguro y por lo tanto son mucho más vulnerables al riesgo. Nos referimos a los segmentos de menor poder adquisitivo, quienes como resultado de su situación de desamparo, cuando sufren una pérdida usualmente son completamente dependientes de la ayuda externa que provee el estado o algunas organizaciones sin fines de lucro para conseguir su recuperación. Sin embargo, tanto los recursos del estado, como los de otras organizaciones no gubernamentales son cada vez más escasos, lo cual limita en gran medida su capacidad de llevar auxilio efectivo a quienes viviendo en el mayor estado de fragilidad, han sido afectados por la calamidad. Pobreza y vulnerabilidad se refuerzan mutuamente y aunque en los segmentos populares operan desde hace mucho tiempo un conjunto de medios para hacer frente al riesgo, por lo general son de carácter informal y con frecuencia insuficientes.
El concepto de Microseguros surge como un medio de protección enfocado exclusivamente en los segmentos de la población de bajos ingresos, mediante el cual se brinda cobertura a riesgos específicos a cambio del pago frecuente de una prima que es proporcional al riesgo cubierto. Entonces los Microseguros, en lo esencial sólo se diferencian del seguro tradicional por el perfil del asegurado que atienden: Personas de bajos ingresos.
¿Que tan pobres deben ser las personas para que los seguros que los protegen sean considerados como “Micro”¿ Lo primero que podemos señalar es que aunque las sumas aseguradas que se manejan son relativamente pequeñas, el término no se refiere necesariamente al tamaño del riesgo. La respuesta varía de país en país, más sin embargo se puede decir que están orientados a aquellas personas que sufren el efecto de factores de exclusión tales como los ingresos, el nivel educativo, la ubicación geográfica, el acceso a servicios públicos y la actividad económica a la cual se dedican, que en general les han impedido el acceso al mundo de los servicios financieros y a los del seguro. Además de los riesgos que afectan al núcleo familiar Los Microseguros también atienden las necesidades de los empresarios populares.
De acuerdo con un estudio de mercado realizado por la encuestadora Datos, al cierre de 2008, un 81% de los hogares venezolanos pertenecían a los niveles socio económicos “D” y “E” es decir: al segmento de bajos ingresos donde la penetración de los seguros privados es menor al 15%. Dicho en otras palabras, de un universo cercano a los 4.9 millones de hogares pertenecientes a los segmentos “D” y “E”, existe un mercado potencial de 4.2 millones de ellos que carecen de coberturas de seguro.
El sector asegurador privado enfrenta el desafío de entender en profundidad los riesgos que afectan y preocupan a los pobres, y cómo es percibido su impacto, para estar en capacidad de diseñar estrategias comerciales y procesos de negocio que sean lo suficientemente inclusivos y accesibles para insertar a personas que a diferencia de otros segmentos, carecen de un flujo de ingresos predecibles como es el caso de los trabajadores de la economía informal.
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