miércoles, 29 de julio de 2009

La Sociedad Enfrenta La Era Del Riesgo

Desde mediados del siglo XX la sociedad moderna ha visto emerger un conjunto de factores que constituyen una amenaza para la vida humana a una escala sin precedentes. La energía nuclear, las armas químicas y biológicas y el colapso ambiental son tan sólo algunos ejemplos.

Actualmente la noción del riesgo se encuentra en un proceso de transformación. Los peligros que afrontaron nuestros antepasados en la sociedad pre-industrial, independientemente de su magnitud y capacidad de devastación, eran atribuibles esencialmente al destino y a las fuerzas de la naturaleza; es decir, que eran de origen externo al ser humano.

Con el desarrollo de la sociedad industrial la humanidad aprendió a enfrentar todo un conjunto de amenazas que eran propias del desarrollo tecnológico y de la actividad humana. Durante ese período hemos observado un continuo crecimiento de la capacidad del hombre para lidiar con la inseguridad producto de la industrialización. El perfeccionamiento y la expansión del seguro a casi todas las áreas de la actividad social permitieron la descripción estadística y, en consecuencia, la posibilidad de predecir, dentro del marco de las leyes de los grandes números, aquellos eventos que pueden ser sujetos a reglas de previsión, de reconocimiento y de compensación del daño causado en caso de que ocurran. Estos eventos, por definición, afectan al individuo, son normalmente de origen súbito, están bien localizados en el tiempo y en el espacio, son cuantificables, están sujetos a relaciones causa- efecto y, por lo general, no son de origen voluntario; es decir, que ocurren porque “algo ha salido mal”. Riesgos de esta naturaleza normalmente son asumidos por empresas de seguro.

De acuerdo con teorías que nacen a principios de los años 90, la sociedad se ha venido transformando en una “sociedad del riesgo” que, progresivamente, aumenta el ritmo de crecimiento y hace cada vez más globales las amenazas que ella misma genera en la búsqueda del desarrollo económico y tecnológico.

Los riesgos que produce esta sociedad post-industrial se diferencian de sus predecesores en que no son consecuencia de fuerzas naturales, ni de desviaciones involuntarias del comportamiento, sino más bien el producto de la toma consciente de decisiones.

Gracias a la ciencia y a la tecnología el hombre ha desarrollado el poder necesario para controlar la naturaleza en cierta forma, pero ese poder también tiene la capacidad para destruirle a sí mismo y al ambiente que le rodea. Montado sobre esa peligrosa maquinaria y con el objetivo de alcanzar el máximo beneficio económico a corto plazo, también produce efectos que no está en condiciones de anticipar con certeza, lo hace de manera consciente y en forma normal, pacífica y sistemática, pero para algunos de manera incompatible con la permanencia de la vida sobre el planeta, pretendiendo que además de arriesgar la existencia propia, también tiene el derecho de arriesgar la de futuras generaciones.

La teoría de la “sociedad del riesgo” sostiene que este nuevo tipo de riesgos anticipa catástrofes globales inéditas: afectan a la humanidad en su conjunto, no están localizados ni geográfica, ni temporal, ni socialmente: no respetan fronteras, como es el caso del calentamiento global; pueden permanecer en estado latente de manera que su efecto no se puede determinar en el tiempo, como sucede con los desechos radiactivos y sus causas pueden ser tan complejas que no se pueden atribuir con suficiente precisión a alguien en particular. Tampoco son evidentes para nuestros sentidos, como la radiación, la contaminación química o los efectos de los alimentos manipulados genéticamente. Finalmente sus efectos son difíciles de cuantificar y, en general, no son compensables, de manera que son inadecuados para los mecanismos que provee el seguro.

La conclusión es que nos encontramos en una esfera sin salida donde compartimos riesgos que son globales y esto nos obliga a reconocer que todos somos vulnerables y, en cierta medida, responsables por nuestra supervivencia y por la de los demás, inclusive la de aquellos que, no habiendo nacido aún, no están aquí para reclamarnos reciprocidad con sus derechos.

lunes, 13 de abril de 2009

El seguro como factor de crecimiento económico del país

En esta entrega intentaremos descubrir cómo la actividad aseguradora, al interactuar con prácticamente todos los grupos y sectores de la sociedad contribuye con el desarrollo económico sostenible de la nación, y de que manera, al ofrecer a nuestros clientes productos y soluciones competitivas para la gestión del riesgo, no solamente demostramos vitalidad como institución financiera, sino que además contribuimos activamente en la construcción de nuestra realidad social y económica.

Para los efectos de este trabajo, conviene comenzar definiendo como actividad aseguradora, aquel mecanismo de acopio de recursos financieros donde mediante contratos regulados por la ley, muchos hacen pequeños pagos periódicos a cambio de protección contra los eventos inciertos pero con severo potencial de pérdidas que puedan sufrir algunos. Estos eventos son conocidos como riesgos.

La actividad aseguradora constituye el mecanismo más acabado que tiene la sociedad para atenuar el impacto de la adversidad en el nivel individual o colectivamente. Abarca y articula los elevados conceptos de Responsabilidad, Solidaridad y Seguridad.

Satisface la necesidad que tienen los individuos de tener seguridad y es factor esencial para mantener la estabilidad financiera de la familia y para preservar su patrimonio.

Productos de seguro que pueden ser obligatorios como la póliza de RCV son el fundamento de esquemas indispensables de protección social que protegen a las víctimas contra el efecto de la posible insolvencia de la persona que les cause un daño.

La actividad aseguradora también promueve y brinda estabilidad al sector empresarial. Muchos de los productos y servicios que hoy disfrutamos no podrían ser producidos ni comercializados sin un adecuado respaldo de seguro. Por ejemplo, Un importador de productos tendría que afrontar la pérdida de un embarque costoso que no contase con el respaldo de un seguro de transporte, o un agricultor estaría expuesto a perder la inversión realizada en la siembra en caso de sufrir una inundación. En ambos casos, con la posibilidad de mitigar el efecto de cualquier pérdida, el seguro no solamente ayuda a evitar costosas bancarrotas, sino que además libera capital que el empresario probablemente hubiese mantenido en reserva para afrontar cualquier eventualidad y que bajo la protección del seguro puede sentirse motivado a invertir para ampliar su actividad productiva.

Una de las más importantes contribuciones del seguro al crecimiento económico consiste en brindarle el grado de seguridad necesaria al clima económico, para de esta manera motivar al empresario responsable a acometer eficientemente un mayor número de iniciativas que aún siendo de mayor riesgo, producen mejores retornos de la inversión y que no hubiesen sido abordadas sin el apoyo de los instrumentos de protección que en caso de adversidad provee el seguro.

En el sector financiero, es cada vez más notoria la sinergia y la estrecha relación del sector con la actividad aseguradora. El seguro actúa como un vehículo que robustece y en no pocos casos hace viable la concesión del crédito tanto para el empresario como para el consumidor final, fomentando de esta manera tanto la inversión productiva como el consumo interno al facilitar el acceso a bienes como viviendas y vehículos en condiciones favorables a grandes segmentos de la población.

El seguro también tiene el potencial de jugar un papel importante en el alivio de la pobreza. Hasta ahora, el sector asegurador no ha logrado una  penetración efectiva del mercado constituido por las clases más populares de la población, pero donde desde nuestro modesto punto de vista existen inmensas oportunidades de negocio que son perfectamente compatibles con el interés social y con el concepto de empresa socialmente responsable. Que los pobres no pagan,  que no compran seguros o que no es rentable atenderlos son mitos y paradigmas que  hasta ahora han limitado el inmenso beneficio social   que el sector asegurador puede aportar a la sociedad. Por otra parte, la evidencia empírica sugiere que mientras más alta sea la penetración del seguro, menor será la carga para el estado en asistencia social y mayor la cantidad de recursos que pueden ser invertidos de manera productiva.

En conclusión, lejos de ser un lujo que solamente está al alcance de los sectores más privilegiados, el seguro y su efecto agregado es sin duda alguna un importante factor de crecimiento económico y de desarrollo social.

sábado, 10 de enero de 2009

Los Seguros Para Protección Del Hogar

El hombre moderno vive en una época cada vez más afectada por la amenaza de graves fenómenos naturales, así como por una creciente sensación de inseguridad por su vida y por sus bienes. Prácticamente a cada instante surge una nueva amenaza que se traduce en un incremento del nivel de angustia y aprensión psíquica. Aunque es prácticamente imposible liberarse de tales preocupaciones, es posible buscar medios de alivio y uno de los más efectivos es sin duda alguna el seguro.

La necesidad de preservación del patrimonio, usualmente acumulado tras largos años de esfuerzo es una de las mayores fuentes de angustia para el hombre contemporáneo. La vivienda constituye la inversión más importante y el bien de mayor valor en el patrimonio de la familia de clase media.

Ante la pregunta ¿En caso de que su vivienda y los bienes contenidos en ella sean destruidos de manera inesperada, tendría usted los recursos financieros para reemplazarlos? La respuesta para una parte significativa de los propietarios de viviendas en Venezuela es un rotundo NO. ¿Cómo recuperarse de una pérdida de tal magnitud?

Se estima que en Venezuela menos del 3% de la población cuenta con un seguro del hogar. Sin embargo, día a día sus hogares están expuestos a riesgos como la rotura de una tubería, el daño de una instalación eléctrica con potencial de generar un incendio o un robo entro otros.

El seguro del hogar es un contrato mediante el cual una aseguradora brinda protección financiera ante eventos y desastres que pueden afectar la estructura o el contenido de la vivienda. Protección contra Incendio, rayo, explosión, terremoto, huracán, daños por agua, inundación, humo, impacto de vehículos terrestres, gastos por remoción de escombros y robo son algunas de las coberturas que se incluyen.

Adicionalmente, los asegurados tienen la opción de adquirir coberturas adicionales como la de asistencia domiciliaria para reparaciones urgentes de plomería, cerrajería y electricidad, o la cobertura para cubrir la responsabilidad civil ante daños ocasionados a terceros por cualquier miembro del grupo familiar. De manera que el seguro del hogar contribuye a preservar aquellos elementos relativos al entorno de la vivienda que son el fundamento de la calidad de vida de la familia y que en algunos casos son imprescindibles para ganar el sustento diario.

El seguro del hogar es generalmente ofrecido bajo la forma de una póliza que combina principalmente coberturas para los riesgos de Daños a edificaciones, Daños al contenido y Responsabilidad civil familiar.

¿Que es la cobertura de daños a edificaciones?

Esta cobertura en general protege aquellos elementos que usualmente se encuentran fijos en la vivienda y que usted no se lleva cuando se muda de casa. Estos elementos conforman la estructura de la vivienda: techos, paredes, ventanas, puertas, así como también aquellos accesorios permanentes tales como pisos de madera, piezas de baño y closets entre otros.

¿Que es la cobertura de contenido?

Esta cobertura es usualmente opcional y frecuentemente se combina con la cobertura de edificación. Cubre aquellos objetos que no son fijos tales como muebles, electrodomésticos como neveras, cocinas y lavadoras, equipos electrónicos como televisores, computadoras, reproductores de audio y video, cuadros, libros, ropa, lencería, alfombras de área y lámparas entre otros.

¿Qué es la cobertura de responsabilidad civil familiar?

En virtud de esta cobertura la aseguradora indemnizará las sumas que el asegurado esté obligado a pagar como consecuencia de lesiones corporales o daños a propiedades causados accidentalmente a terceros. Cubre las actividades personales del asegurado y de sus familiares dentro y fuera de su vivienda, las actividades de sus empleados domésticos, la propiedad de animales domésticos, derrames de agua, las actividades realizadas por contratistas independientes por cuenta del asegurado y daños materiales a la propiedad de vecinos, como consecuencia de Incendio originado en la vivienda asegurada.

En conclusión, entender como funciona el seguro para el hogar, puede evitar a cualquier familia serias dificultades financieras en caso de ocurrir un evento que dañe su propiedad o que comprometa su responsabilidad civil.

Seguros La Occidental asume el compromiso de desarrollar productos de seguros para el hogar especialmente diseñados para cubrir las necesidades de la familia venezolana, que además sean accesibles para las mayorías y fáciles de contratar. En una próxima entrega estaremos anunciando los beneficios de la nueva Póliza de Protección para el Hogar, exclusiva para clientes de BOD.